PREGUNTAS MÁS FRECUENTES SOBRE EL PSICOANÁLISIS

 

¿Qué es el psicoanálisis?
El psicoanálisis es el saber que se ha ido elaborando a partir de que Sigmund Freud descubriera el Inconsciente. Este saber, también, puede ser aplicado a los trastornos psicológicos, con el fin de encontrarles una solución, o de mejorar el grado de bienestar de la persona que los padece.
Para conseguir tales efectos, se parte de la idea de que las causas que producen dicho malestar son de carácter inconsciente, es decir, que están fuera del alcance de la conciencia de la persona afectada. Para conseguir que estos datos inconscientes puedan acceder a su conciencia, es necesaria la intervención de otra persona, capacitada para aplicar un psicoanálisis, que le permita acceder a todo aquello que le afecta, pero de lo que no puede saber nada, ni decir nada.
Esta doble vertiente de estar afectado por algo y, al mismo tiempo, no poder decir nada de ello, termina creando una incomodidad, un malestar, que es lo que en psicoanálisis se llama Síntoma.

¿Qué aportó Freud al descubrir el inconsciente?
El psicoanálisis es el saber que se ha desplegado en torno al descubrimiento del inconsciente. Este descubrimiento nació en el contexto del interés que tenía Freud por las enfermedades mentales, inicialmente la histeria, y es por esto que una de sus vertientes es la terapéutica.
Sus investigaciones le llevaron a comprender que si una persona era capaz de admitir esos contenidos inconscientes, al mismo tiempo se disolvían los síntomas; pero observó que no era fácil conseguirlo, ya que el propio paciente ponía muchas resistencias, y había que inventar un dispositivo para lograrlo.
La genialidad de Freud estriba precisamente, en esta doble vertiente de su aportación al saber; como descubridor aportó el concepto de inconsciente y como inventor ideó la manera de hacer que su descubrimiento se pudiera aplicar a personas concretas para aliviarlas de su mal.

¿Qué es un síntoma?
Un síntoma es el fenómeno revelador de una enfermedad, o la señal, el indicio de que una cosa está sucediendo o va a suceder y que esa cosa no marcha bien. Cuando el síntoma aparece, hace que el propio afectado se alarme y se pregunte sobre lo que le pasa. Posteriormente, puede decidir buscar ayuda; por eso el punto de arranque de una demanda psicoanalítica suele ser el de una persona que llega con su malestar, su síntoma, pidiendo que alguien le ayude a comprender qué significa todo lo que le está pasando. Con el tiempo, un analizante descubrirá que su síntoma habla, es decir, que en torno a él , o desde él se ha desplegado un discurso que desconocía y que, poco a poco, le va a ir brindando un saber nuevo sobre sí mismo.

¿Para qué sirve la pregunta?
El hecho de que alguien se pregunte por lo que le pasa significa que, aunque no puede decirlo, supone que alguien sí lo sabe y se lo puede revelar. Esta suposición es la que le va a permitir abrir la puerta de entrada a la investigación sobre su propio inconsciente, y acceder a ese saber que, aun teniéndolo, le es totalmente desconocido. Este desconocimiento,  producto de la Represión, al principio es la manera más adecuada que encuentra un sujeto para poderse crear una vida, un camino; en otras palabras, es la solución más generalizada que encuentran los seres humanos para ser capaces de hacerse un lugar en el mundo. El hecho de que una persona no renuncie a querer tener un lugar en el mundo, significa que no quiere renunciar a tener identidad propia, pero, paradójicamente, sucederá que todo aquello a lo que renunció volverá en forma de un síntoma que, de forma muy resumida, dirá: sin todo aquello de lo que no quisiste saber nada, pero que te pertenece, no conseguirás tu objetivo.

¿Para qué sirve acceder al saber sobre el inconsciente?
El hecho de que una persona consiga de modo espontáneo mantener un equilibrio psíquico, a partir de la renuncia a saber, no significa que comprenda las razones por las que lo consigue. En ese sentido, tanto las personas que se sienten bien, como las que sufren un malestar coinciden en estar afectados por un desconocimiento sobre aquello que les ha llevado al estado en el que se encuentran.
Cuando, en algún momento de la vida, esa capacidad de organización psíquica fracasa, acceder al contenido que hay detrás de ese desconocimiento va a permitir la elaboración de un saber que no sólo aliviará los síntomas, sino que incluso puede llegar a producir un cambio importante en la forma de vivir de una persona.

¿Para qué sirve el cambio en la forma de vivir?
Para conseguir acomodar nuestras acciones a nuestro deseo. Los seres humanos nacemos y morimos y, el hecho de saber que vamos a morir no nos empuja a quitarnos la vida precipitadamente, sino que, entre el primer y segundo acontecimiento, solemos hacer un recorrido. Pero, de la misma manera que nacemos por azar y no sabemos cuándo vamos a morir tampoco hay un mandato absoluto que determine cuál es el sentido que debemos darle a ese recorrido. Lo único que nos empuja a vivir no es un mandato, sino una peculiaridad en nuestra existencia a la que llamamos Deseo. Un psicoanálisis permite que una persona pueda descubrir que ha estado llevando una vida totalmente alejada de su deseo y que la modifique para acercarse a él. A veces, este cambio puede ser radical.

¿Qué es el Deseo?
Es la capacidad de dirigir toda la voluntad de una persona hacia aquellos objetos y acciones que le reportan un disfrute, o un beneficio. Desde el deseo toda actividad y todo esfuerzo desempeñado para realizarla se termina convirtiendo en una sensación de bienestar, porque permiten conseguir lo que realmente se quiere.
Aunque el deseo es universal, no es igual o el mismo para todos. Cada persona va a desplegar su propio deseo, según haya sido su vida, los traumas que le hayan afectado y los mecanismos de defensa con los que se haya protegido. No en todas las personas, los mismos acontecimientos generan reacciones iguales. Por eso, aunque parece que todos llevamos una vida más o menos parecida, cada uno estará caracterizado por las peculiaridades de su recorrido propio. El derecho legítimo que cada cual tiene para proteger su particularidad, es lo que va a obligar a crear una ley que ponga orden a tanta diversidad.
El Deseo es la expresión más vital de una persona, pero esta vitalidad está sometida a la amenaza de los traumas a los que esté expuesta y a la ley que ordena el mundo y a la que tendrá que reconocer para poder inscribir su deseo. Se suele decir que el psicoanálisis sólo habla de sexualidad y que todo lo que tiene que ver con el psicoanálisis siempre gira en torno al sexo. Esto no es cierto, para el psicoanálisis el deseo es la posición subjetiva que a una persona le permite abordar todos los aspectos de su vida con la sensación de que verdaderamente está haciendo lo que quiere; ahora bien, una de las aportaciones más importantes de Freud es la idea de que la sexualidad es en sí misma traumática y que, ella sola, tiene la capacidad de desordenar el resto de los aspectos de la vida de una persona. Esta es la razón de que se le dé un lugar más amplio y privilegiado en todo lo relacionado con el Inconsciente.

¿Qué es un trauma?
Hay ciertas experiencias que, por la forma en la que las vivimos, en lugar de aportarnos información sobre el mundo, nos provocan un susto, un espanto y reaccionamos no queriendo saber, ni ver nada de ellas. Este es el momento original del trauma. Se llama trauma porque no va a ser sin consecuencias ya que, para conseguir no ver, ni saber nada, tendremos que utilizar parte de nuestra energía vital en crear una barrera que impida hacerse presente a esta información. Esta barrera, que va a crear un choque de energías, es lo que Freud llamó Represión. El trauma por excelencia es la sexualidad, porque cuando nos topamos con ella, lo más común es reaccionar apartándonos de ella, o vivirla de una forma desordenada que termina generando sufrimiento.

¿Qué efectos produce la Represión?
Si la represión tiene éxito, sus efectos serán los de conseguir que no nos acordemos nunca del acontecimiento traumático, pero al precio de ignorar que estamos afectados por él. Esto puede tener como consecuencia que, en el futuro, podamos tener un encuentro o una experiencia parecida a la reprimida. Al no haber resuelto la primera experiencia traumática, esta segunda experiencia sí puede crear una desestabilización de lo que estaba olvidado, pero no resuelto. Esta es la razón que explica el hecho de que muchas personas sean capaces de mantenerse estables durante años y un día comiencen a manifestar síntomas.
Si la represión fracasa, habrá una fuerza que tenderá a que lo reprimido se haga consciente y otra fuerza contraria que luchará porque eso no suceda. La tensión que produce ese choque de fuerzas es lo que comúnmente llamamos patología y, cuando esta situación se da, la única manera posible de recuperar la salud es la de afrontar el análisis de las causas inconscientes que han provocado dichas situación.

© Carmen Nieto 2002

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