VISITA A PRÍBOR, CIUDAD NATAL DE FREUD

Sigmund FreudPRÍBOR

Príbor, antiguo Freiburg, es un bella y pequeña ciudad situada en la región de Moravia, al Noreste de Chequia, antigua República Checoslovaca, en dirección a Ostrava por la carretera N48 entre Nový Jicín y Frýdek-Místek. Aunque las carreteras de Chequia siguen en obras y con desvíos provisionales, están en buen estado y bien señalizadas; es difícil perderse.

 

 

 

Entrada a PriborLA LLEGADA A PRÍBOR

La entrada al pueblo está flanqueada por frondosos árboles que hacen creer que no existe un pueblo hasta que estás casi dentro de él, lo que hace más mágico e impactante el encuentro con las primeras casas de la carretera que son una especie de chalets-caserones con un aspecto de fotografía de cuento.
La lentitud obligatoria del coche y la sorpresa de las primeras casas crean el clima idóneo de silencio y misterio para desembocar en el centro del pueblo; una plaza escultórica cuya monumentalidad y perfección terminan imponiendo un sello de respeto a la visita.

 

LA PLAZA

La plaza de Príbor es de estilo Barroco, cuadrada y rodeada de casas de piedra de gran calidad y hechas con buen gusto. Los arcos de sus soportales muestran la envergadura arquitectónica que caracteriza la vista general pareciendo, a simple vista, que Príbor nunca ha sido un pueblo pobre.
Sin embargo, teniendo en cuenta que la visita se hace en relación a Freud, no hay ni rastro de Freud en la plaza, todo lo que se encuentra es una fuente y una estatua religiosa y como mucho, la imaginación que se le pueda echar a la idea de que Freud caminó por ella. Pero, entonces, ¿dónde está Freud?, ¿se habrá llegado a un pueblo equivocado?.Plaza de Pribor

EL MONUMENTO A FREUD

Aunque al principio parezca que el pueblo se haya olvidado de Freud, porque no se ven signos de él por ninguna parte, resulta que un poquito antes de entrar a la plaza, a mano izquierda, en un jardincito muy cuidado y rodeado de árboles se yergue el monumento a Sigmund Freud (o Freda, como dicen allí).
Es sencillo, pero muy descriptivo; dos piedras verticales y un busto de Freud en el que se lee esta simple inscripción "Sigmund Freud 1856-1939".
Se hace inevitable pararse a mirarlo, tocarlo y acariciarlo y disfrutar de la sensación que empieza a emerger de que se ha dado con el lugar especial que se andaba buscando.

 

EN BUSCA DE UN ALOJAMIENTO

Cuando el primer encuentro con los signos de Freud transmiten la tranquilidad de saber que se está en el sitio, se impone, entonces, buscar un alojamiento. El pueblo sólo tiene dos pensiones que llaman hotel. Es recomendable hospedarse en el hotel Viktoria -al entrar en la Plaza, la  primera calle a la derecha (ver foto)- a pesar de lo que pueda sorprender al principio.
Con el debido respeto a su encantadora y honesta dueña, cuando se entra en él no se sabe si se está en un hotel o en una casa de alterne. Además, la señora recibe como no sabiendo qué quiere la gente, ni por qué piden una habitación. Pero si se pronuncia la palabra mágica Freud, entonces las cosas cambian. De inmediato dice a su manera, porque no habla inglés, que la casa de Freud está pegada a la suya, sacará un mapa de Príbor y señalará dónde está el monumento de Freud y regalará varias postales de su pensión para que se le haga publicidad. Si, además, se le pregunta dónde comer, ella misma servirá buena comida checa.
Un detalle elogiable de esta buena señora es que su casa es visitada por enigmáticos señores de lujosos coches que se vuelven locos por los Euros. Cuando ven que los visitantes traen moneda euro, sugieren a la señora que cobre el triple de lo que está estipulado, ella les dice que sí a todo, pero cuando pasa la factura no cobra ni un euro de más.
Este detalle y el hecho de que esté pegada a la casa de Freud, son razones suficientes para recomendarla, dado que tampoco hay muchos más lugares donde hospedarse.Entrada calle principal

Casa de Freud. FachadaLA CASA DE FREUD

Efectivamente, saliendo por la parte de atrás del hotel Viktoria está la casa donde nació Freud. Un caserón de dos plantas y un desván, toda ella rodeada de un jardincito y con una placa conmemorativa, que podría ser la envidia de cualquier familia europea y que, sin embargo, en comparación con el resto de las elegantes casas del pueblo, se puede deducir que la familia de Freud vivía modestamente.Fachada esquina
Al aproximarse a la puerta de la casa se descubre un letrero con el símbolo del Ying y el Yang en el que pone "casa de masajes", ¡afortunadamente!, porque los dueños son reacios a que sea visitada y la única manera de poder entrar es la de darse un masaje.
 

Jardin interiorCuando se llama a la puerta, si el Sr. Matula está, abrirá, pero se opondrá radicalmente a que se entre y señalará con el dedo el letrero de masajes. Por más que se insista en que esa casa es un símbolo porque en ella nació Freud, más insistirá él en negarse y, para colmo, si la discusión se extiende, aparecerá su mujer para reforzar que la respuesta es "que no".
Entonces, ¿cómo poder ver la casa de Freud por dentro? Como los Checos se vuelven locos por los euros, el Sr. Matula sacará un librito escrito en checo y un póster y lo intentará vender con una sonrisa de oreja a oreja. Hay que comprarlo y hacer una exhibición de euros. Luego hay que decirle que se quiere un masaje y que se vendrá con una cámara fotográfica, a lo que responderá que lo hará encantado si se le paga en euros.
Después de todo esto, cuando se va a recibir el masaje, el Sr. Matula, muy contento, tratará de decir que la habitación donde trabaja es la habitación en la que dormía Freud, señalará una esquina y dirá que en ella estaba la cuna de Freud, que eligió esa habitación para dar los masajes porque está llena de energías positivas y bla bla bla... Son tonterías, por supuesto, pero todo esto lo dice en checo y se le termina entendiendo ¿por qué será...?
En la planta de abajo de la casa están la habitación de Freud, el baño, la cocina y el salón y en la planta de arriba hay tres habitaciones dormitorio y un cuarto de la plancha. Es recomendable no dejar de subir al desván, porque tiene tanta porquería y tanto polvo que es el único lugar de la casa donde se puede tener la sensación de que allí seguro que hay algo que perteneció a la familia de Freud, el resto está decorada según el gusto de los actuales dueños. Otro detalle curioso es la llave gigante que cuelga de la fachada de la casa; como alguien dijo, parece la llave con la que Freud abrió la puerta del inconsciente. Llave en la casa de FreudVentana casa Freud

 

 

EL RÍO Y LAS VÍAS DEL TREN

Príbor está atravesado por el río Lubina, un hermoso cauce de agua limpia que transporta el sonido de la soledad cuando se hace preguntas, y por unas interminables vías de tren, cuyo origen y final se desconocen desde donde se miran. En ese lugar se conjugan la tranquilidad de las aguas y el entusiasmo del tren cuando aparece, el uno rápido y fugaz, la otra lenta pero constante; los dos siempre pujando hacia el horizonte. Seguro que en la intersección de ambos instantes coincidiendo y desde el puente, nació el gusto de Freud por los viajes en tren.

Estatua de FreudDESPEDIDA DE PRÍBOR

Después de haber vivido la suerte de que en un pueblo tan hermoso estén el monumento y la casa de Freud, la visita al puente del río Lubina y la experiencia del tren hacen existir a Freud, por un ratito, en una especie de nube flotante desde la que se percibe que fue Freud quien nació allí y que es por él por quien se está allí, pero que hace mucho tiempo que ya no está. Por eso, hasta el hecho de marcharse se impregna de una nostálgica despedida compartida.
Despedirse del pueblo supone ir distanciándose lentamente de Freud, de su infancia y sus emblemas, compartiendo la sensación de que, posiblemente un día hace muchos años, al ser de Freud le recorrieron estas mismas sensaciones, al volverse a mirar por última vez lo que dejaría atrás para siempre.

 

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